jueves, 31 de diciembre de 2009

La monja sangrienta (fragmento)

Era una religiosa cubierta con un velo y vestida con un hábito manchado de sangre. En una mano sostenía un puñal, y en la otra una lámpara encendida. Descendía así la escalera principal, atravesaba los patios, salió por la puerta principal, que se preocupaban de dejar abierta, y desaparecía.
(...)
Sin embargo, el día va pasando; el cansancio y el agotamiento le procuran el sueño. Dormía bastante apaciblemente, cuando el reloj de un convento cercano le despierta, al dar la hora. Un secreto horror se apodera de él, se le erizan los cabellos, se le hiela la sangre. La puerta se abre con violencia; bajo el resplandor de una lámpara que está sobre la chimenea, ve avanzar a alguien: es la monja sangrienta. El espectro se acerca, lo mira fijamente y se sienta en la cama durante toda una hora. El reloj da las dos. El fantasma entonces se levanta, agarra la mano de Raymond con sus dedos helados y le dice: -Raymond, yo soy tuya; y tú eres mío para toda la vida. - Salió enseguida y la puerta se cerró tras ella.

Charles Nodier
(1780-1844)
Escritor francés.

lunes, 28 de diciembre de 2009

Happy New Year

No more champagne
And the fireworks are through
Here we are, me and you
Feeling lost and feeling blue
It's the end of the party
And the morning seems so grey
So unlike yesterday
Now's the time for us to say

Happy new year
Happy new year
Al brindar
les deseamos
de ahora en más
paz, amor en donde reine la amistad

Happy new year
Happy new year
al rogar
esperanza de cambiar
sin dejar al desaliento dominar
y triunfar

Y cuando veo
ese mundo que vendrá
nuevo al fin
llegará
de ceniza surgirá
Gente equivocada
que pretende estar muy bien
se los ve
arrastrar
pies de barro y caminar
sin saber por dónde andar

Happy new year
Happy new year
al rogar
esperanza de cambiar
sin dejar al desaliento dominar
y así triunfar

Seems to me now
That the dreams we had before
Are all dead, nothing more
Than confetti on the floor
Es el tiempo pasado
y en los años que vendrán
quién podrá predecir
qué depara el porvenir
qué nos falta por vivir?

Happy new year
Happy new year
Al brindar
les deseamos
de ahora en más
paz, amor en donde reine la amistad

Happy new year
Happy new year
al rogar
esperanza de cambiar
sin dejar al desaliento dominar
y así triunfar


(Tarja Turunen: "Happy new year", Henkäys Ikuisuudesta, 2006)

Bares

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"You have to understand the way I am, mein herr...

... Su voz surgió lenta y dulce, llenando el silencio de la noche fría de invierno.
... En un escenario suavemente iluminado, su belleza destacaba como una vela en la oscuridad. Los clientes del bar giraron sus cabezas hacia aquella magnífica mujer que cantaba para ellos.
... "A tiger is a tiger, not a lamb, mein herr...
... Los vasos quedaron olvidados por ese instante. El rubio de su cabello era más hermoso que el amarillo del whisky, y su voz era más suave que ese licor que bebían.
... "You´ll never turn the vinegar to jam, mein herr...
... Sus gestos de femme fatale combinaban con su rostro suave y armonioso, y su talle hechizaba a todo aquel que la observara aunque sólo fuera por un instante.
... "So I do what I do, when I´m through, then I´m through...
... Nadie se movía. Todos estaban pendientes de los movimientos de aquel ángel de belleza diabólica que los encantaba de forma tan sencilla. Estaban cada vez más absortos, más ensimismados en sus pensamientos, imaginando...
... "And I´m through, toodle oo.
... cómo sería estar con ella, abrazarla, besarla y acostarse con ella. El ambiente logrado por la conjunción de una bella mujer con una hermosa voz y una oscuridad densa despertaba la lascivia de cualquier hombre, y más aún en ese bar.
... "Bye, bye, mein lieber herr; farewell mein lieber herr...
... Empezó suavemente a desplazarse por el escenario al ritmo de la música, balanceándose lentamente con los movimientos agraciados de una bailarina extasiada por una música celestial...
... "It was a fine affaire but now it´s over...
... Sus movimientos se aceleraron y comenzaron a hacerse más frenéticos. La danza que conformaba ante los espectadores parecía la danza de un rito ancestral, pero combinaba perfectamente con la música de jazz que surgía de la banda que estaba detrás de ella.
... "And though I used to care, I need the open air: you´re better off without me, mein herr...
... La audiencia estaba expectante. Se sentían hipnotizados por sus movimientos, como inmersos en un remolino oscuro y ardiente que los condenaba al infierno por el sólo hecho de haber mirado a esa belleza ultraterrena.
... "Don´t dab your eye, mein herr, or wonder why, mein herr, I´ve always said that I was a rover...
... Sentían como si el alma los abandonara y se fuera tras aquella mujer de ojos negros, a quien parecía no importarle los sentimientos que generaba en esa habitación.
... "You mustn´t knit your brow, you should have known by now...
... Se dispuso a realizar los últimos movimientos. Había sido una buena noche: el bar estaba repleto, y para cuando terminara de cantar habría obtenido un muy buen botín...
... "You´d every cause to doubt me, mein herr."
... Ahora sí: ya estaba hecho. Esperó que terminaran de aplaudirla, por cortesía, y salió por la puerta de atrás, envuelta en un tapado negro, hacia la noche oscura y fría que la esperaba, que la reclamaba.
... Llevaba consigo el bolso negro que utilizaba siempre para cosechar las almas.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

El incendio (Introducción)

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El sol se elevó para iluminar la tierra que se extendía bajo él, y darle la luz y el calor necesarios para que la vida se desarrollara.
... Pero una porción de terreno estaba negra por el incendio.
... El pasto estaba calcinado, los cimientos de las casas surgían del suelo como esqueletos demoníacos que intentaban aferrarse al cielo. No había ningún ruido en las cercanías del pueblo devastado: ni animales, ni personas, nada...
... Sin embargo, si alguien se hubiera acercado a la zona incendiada, podría haber sentido en el aire la presencia de algo oscuro, que esperaba...

La verdad sobre el caso del señor Valdemar (Fragmento)

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Durante los últimos tres años, el hipnotismo había llamado mi atención. Hace aproximadamente nueve meses, se me ocurrió de repente que en la serie de experimentos hechos hasta el momento se había producido una notable e inexplicable omisión: nadie había sido hipnotizado in articulo mortis. Primero, quedaba por verse si, en tal condición, existía un paciente susceptible de influencia magnética; en segundo lugar, en caso de existir, si dicho estado aumentaría o disminuiría esa susceptibilidad, y, en tercer lugar, en qué medida o por cuánto tiempo el proceso podría detener la intrusión de la muerte. Quedaban otros puntos por aclarar, pero éstos eran los que más excitaban mi curiosidad, especialmente el último, por la inmensa importancia de sus consecuencias.



(Edgar Allan Poe)

lunes, 14 de diciembre de 2009

La barca sin pescador (fragmento)

CABALLERO.-No lo pienses más, Ricardo Jordán. Tu amante te ha traicionado. Tus amigos, también. Estás al borde de la ruina. Tal vez de la cárcel. En estas condiciones, el único que puede salvarte soy yo.

(Ricardo mira sorprendido a su alrededor y luego al desconocido,
como si tardara en darse cuenta.)


RICARDO (Se levanta). - ¿Quién es usted?
CABALLERO.- Un viejo amigo. Cuando eras niño y tenías fe, soñabas conmigo muchas noches. ¿No te acuerdas de mí?
RICARDO.- Creo que he visto esa cara alguna vez... no sé dónde.
CABALLERO.- En un libro de estampas que tenía tu madre, donde se hablaba ingenuamente del cielo y del infierno. ¿Recuerdas? Página octava..., a la izquierda.
RICARDO (Mirándolo fijamente.) - ¿Entre una nube de humo? ¿Con una capa roja y una pluma de gallo?
CABALLERO.- Era el traje de la época. Ha habido que cambiar un poco la tramoya y la guardarropía, para ponerse a tono.
RICARDO (No queriendo creer.) - ¡No...!
CABALLERO.- Sí.
RICARDO (Se restriega los ojos.) -Hablemos en serio, por favor... ¿No pretenderá hacerme creer que estoy tratando con... con...?
CABALLERO.- Dilo sin miedo. Con el diablo en persona.
RICARDO.- ¡Demonio!
CABALLERO.- También. Todos mis nombres se usan como exclamación.
RICARDO (Tratando de reaccionar.) -Desconocido señor; yo no sé de qué manicomio se ha escapado usted ni qué es lo que se propone. Pero le advierto que ha elegido muy mal momento.
CABALLERO. -¿Malo, por qué? ¿No estabas desesperado cuando llegué?
RICARDO. -Eso sí; puede jurarlo.
CABALLERO. -¿Entonces...? Yo siempre elijo para los hombres ese mal cuarto de hora que vosotros elegís para las mujeres.
RICARDO. - ¿Pero se da cuenta de lo absurdo de esta situación? Usted no puede estar ahí, aunque lo crea. El diablo no es un personaje de carne y hueso. Es una idea abstracta.
CABALLERO. - Y sin embargo, aquí me tienes. De vez en cuando, hasta las ideas abstractas necesitamos salir a estirar las piernas.
RICARDO. - No puede ser. Una aparición en estos tiempos... ¡y con esa facha!
CABALLERO (Ofendido, mirándose) - ¿Facha?
RICARDO. - Perdón; quiero decir, con ese aspecto provinciano, de pequeño burgués.
CABALLERO. - Te diré; en realidad hay tres diablos distintos según la jerarquía de las almas. Hay uno aristocrático y sutil, para tentar a los reyes y a los santos. Hay otro, apasionado y popular, para uso de los poetas y los campesinos. Yo soy el diablo de la clase media.
Alejandro Casona
(escritor español)

sábado, 12 de diciembre de 2009

Carta de Napoleón Bonaparte a Josephine

No le amo, en absoluto; por el contrario, le detesto, usted es una sin importancia, desgarbada, tonta Cenicienta. Usted nunca me escribe; usted no ama a su propio marido; usted sabe qué placeres sus las letras le dan, pero ¡aún así usted no le ha escrito seis líneas, informales, a las corridas!
¿Qué usted hace todo el dia, señora? ¿Cuál es el asunto tan importante que no le deja tiempo para escribir a su amante devoto? ¿Qué afecto sofoca y pone a un lado el amor, el amor tierno y constante amor que usted le prometió? ¿De qué clase maravillosa puede ser, que nuevo amante reina sobre sus días, y evita darle cualquier atención a su marido? ¡Josephine, tenga cuidado! Una placentera noche, las puertas se abrirán de par en par y allí estaré.
De hecho, estoy muy preocupado, mi amor, por no recibir ninguna noticia de usted; escríbame rápidamente sus páginas, paginas llenas de cosas agradables que llenarán mi corazón de las sensaciones más placenteras.
Espero dentro de poco tiempo estrujarla entre mis brazos y cubrirla con un millón de besos debajo del ecuador.

Napoleón Bonaparte

Carta (fragmento)

Estoy absorto por tu belleza. Porque me llega salpicada, corrupta, manoseada, borroneada por la angustia, enmascarada y sola, porque provoca arcadas y derrames en quienes te contemplan, y regalas el verdadero don del descontrol.

Carta de Oscar Araiz a Renata Schussheim

viernes, 11 de diciembre de 2009

Besos brujos (fragmento)

Al llegar, el reloj de la Torre de los Ingleses desgranaba doce campanadas. Rosendo se apoyó en el tronco de un árbol, los ojos puestos en la entrada del entonces Hotel Plaza. Y no tuvo que esperar demasiado: la mujer imaginada salió a los pocos instantes, envuelta en una alada capa de terciopelo negro forrada de seda roja. Y, como si también ella supiera de la cita nunca concertada, cruzó la calle y fue directamente hacia la enorme acacia en cuyo tronco se apoyaba el compadrito.
-¿Me enseñarás a bailar el tango?- dijo en castellano pero con un acento extraño que Rosendo no pudo identificar. Ni tano, ni franchute, más bien ruso.
-¿Así, sin música?- dudó él.
-¡Oh, eso!- ella hizo un amplio ademán con la derecha y de inmediato todas las frondas de la plaza empezaron a modular "El choclo"
Rosendo la tomó en sus brazos, la capa los envolvió a ambos, más sombra entre las sombras. Ella se amoldó al cuerpo masculino, se adhirió a él voluptuosamente. Ni un tropiezo, ni una vacilación. Era una bailarina consumada.
- ¿Quién sos?- preguntó Rosendo.
- No lo preguntes. Baila, baila, no pienses, espera...
No tuvo que esperar mucho; ella giró el rostro con violencia para mordisquear levemente la boca masculina, luego la abrió con su propia lengua húmeda, tibia, salada. Con un movimiento imprevisto apartó la chalina blanca y puso sus labios en el cuello de Rosendo. Dos colmillos agudísimos y lacerantes se clavaron allí. Rosendo no pudo contenerse, el orgasmo llegó sin que él mismo lo deseara. Tan pronto. Tan indiscreto. Tan vergonzoso.
-Ay, acabé...- atinó a murmurar, abochornado.
-¿Acabaste? Pues sí: Acabas de empezar a ser un vampiro... Con mi beso brujo te he regalado una nocturna vida eterna.



Eduardo Gudiño Kieffer
en "10 Fantasmas de Buenos Aires"
(1998)

jueves, 10 de diciembre de 2009

Chistes de argentinos

Como ya me cansé de escuchar(nos) a los argentinos reirse de los demás, quise saber qué les resultaba gracioso a los extranjeros de nosotros; y esto es lo que encontré vagabundeando por ahí...

Un psicólogo venezolano llama a un colega a las 2 de la mañana:
-¡Tienes que venirte para mi consultorio inmediatamente!
-¿A las 2 de la mañana?!
-¡Es que tengo un caso único aquí!
-Pero... ¿de qué se trata?
-¡Tengo un caso de complejo de inferioridad!
-¡¿Estás loco?!... Yo atiendo a MILES de pacientes así, todos los días.
-Sí, sí... pero... ¿argentino?

Un argentino le dice a otro:
-Fijate, che, que humilde que era Jesús, según dicen las Escrituras...
Mira que nació en Belén pudiendo haberlo hecho en Buenos Aires...

Un argentino olvidó llenar su forma de ingreso al país, por lo que el agente de migración tiene que hacerlo. Le hace las preguntas de rigor:
-¿Nombre?
-Antonio Petraglia.
-¿Edad?
-32 años.
-¿Estado civil?
-Soltero.
-¿Sexo?
-Enorme, che, enorme...

Llegan dos argentinos a una fiesta y uno le pregunta al otro:
-Che, les decimos que somos argentinos?
-No, que se jodan.

Se encontraba el presidente argentino en su despacho cuando recibe una llamada de su homólogo desde Francia:
-Querido presidente argentino: Tenemos un situación complicada aquí en Francia. Se nos han terminado los preservativos. Y con esto del sida... usted sabe. ¿Podría usted enviarnos una partida de condones, por favor?
-Pero ¡por favor! -responde el presidente argentino- No es necesario que pida por favor. Ya mismo le hago enviar todos los que necesite.
-¡Eso sí! -continúa el francés- Tienen que ser grandes. Usted sabe que nosotros los franceses...
-Quedate tranquilo, che. -dice el argentino y cuelga. Acto seguido llama inmediatamente a su secretario.
-Mirá, tenemos que hacerle un favor a un amigo. Ordena en el ministerio que corresponda que fabriquen diez millones de condones. Que los hagan tan grandes como sea posible.
-Algo más, presidente?-
-Sí... que a cada uno le impriman: "Industria Argentina".
-¿Algo más?-
-Sí, que les pongan la etiqueta de "Small".

Se muere un argentino, llega al cielo y San Pedro lo manda para el estadio a ver la final celestial. Llega y se sienta en la sección de argentinos.
El primer tiempo termina 0 a 0. El segundo tiempo llega y sigue lo mismo.
Faltando 3 minutos entra un rubio melenudo y mete tres goles.
El argentino recién llegado, asombrado se voltea y le pregunta a su vecino:
- Che, y el melenudo ese... ¡qué barbaro! ¿Quién es?
El otro argentino le contesta:
- Esteeee... ese es Jesucristo, pero el flaco se cree Maradona, ¿viste?

Estaban en un tren una anciana, una hermosa mujer, un argentino y un chileno.
En eso el tren pasa por un túnel y se escucha una tremenda cachetada.Al término del túnel el chileno tenía la mejilla roja y muy hinchada.
En ese momento cada uno piensa:
La anciana: "Este chileno se quiso pasar de vivo e intento meterle la mano por debajo de la falda a la señorita, ella no se dejó y lo estampó..."
La chica piensa: "Chileno asqueroso, me quiso meter la mano para tocarme mis zonas íntimas, pero se las tocó a la vieja y ésta lo reventó"
El chileno piensa: "Este porteño maldito... le metió la mano a la chica, ella creyó que fui yo y me rompió la cara"
Y el argentino piensa: "A ver cuando viene otro túnel para pegarle otra cachetada a este chileno..."

martes, 1 de diciembre de 2009

Diccionario del Diablo (fragmentos)

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-Abdicación, s. Acción por medio de la cual un soberano evidencia percatarse de la alta temperatura del trono.
... -Absurdo, s. Manifestación de fe en franca contradicción con nuestras opiniones. Adj. Cada una de las recriminaciones que se hacen a este excelente diccionario.
... -Adivinación, s. Arte de desembrollar lo oculto. Hay tantas clases de adivinación como las diversidades exhuberantes del lerdo florido y del bobo precoz.
... -Aire, s. Sustancia nutritiva que la generosa Providencia usa para engordar a los pobres.
... -Belladona, s. En italiano, hermosa mujer; en inglés, veneno mortal. Importante ejemplo de la semejanza esencial de ambos idiomas.
... -Botánica, s. Ciencia de los vegetales, comestibles o no. Se ocupa preferentemente de las flores, que por lo general están mal diseñadas, tienen colores poco artísticos y huelen mal.
... -Cartesiano, adj. Relativo a Descartes, filósofo conocido, autor de la famosa sentencia Cogito, ergo sum, con la que procuró demostrar la realidad de la existencia humana. Esa máxima podría perfeccionarse de la siguiente forma: Cogito cogito, ergo cogito sum ("Pienso que pienso, luego pienso que existo"), con lo que, sin lugar a dudas, se estaría más cerca de la verdad que cualquier filósofo hasta ahora.
... -Cerbero, s. El perro guardián del Hades, que preservaba su entrada, nadie sabe bien contra quién, ya que todo el mundo, más tarde o más temprano, debía traspasarla, aunque en realidad nadie deseaba hacerlo. Es bien sabido que Cerbero tuvo tres cabezas, pero algunos poetas le atribuyeron hasta un centenar. El profesor Graybill, cuyo docto y profundo conocimiento del griego da a su opinión un peso enorme, ha promediado todas esas cantidades, llegando a la conclusión de que Cerbero tuvo veintisiete cabezas; reflexión que hubiese sido decisiva si el profesor Graybill hubiese sabido a) algo de perros y b) algo de aritmética.
... -Circo, s. Lugar donde se permite a caballos y elefantes contemplar a los hombres, mujeres y niños haciendo el papel de tontos.
... -Comercio, s. Transacción en que A roba a B los bienes de C, y en resarcimiento B hurta del bolsillo de D dinero perteneciente a E.
... -Cuadro, s. Representación en dos dimensiones de un aburrimiento que tiene tres.

Justificar a ambos lados
(Ambrose Bierce: Diccionario del Diablo, 1911)

sábado, 28 de noviembre de 2009

Duda

Y ahora que promocionamos Composición... ¿Qué hacemos con los blogs?

Perditi Paradisi

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Arbores in luce solis cresciunt. Aqua suam radicem nutrit et ad folia uirentia ascendit. Arcanum harmoniae in quaeque stilla aquae casa ex caelo fulgit et terra uim uitae custodit.

... Sed homines, superbia caeci, suam potestatem solum recognoscunt negantque suam propriam naturam. Hoc modo, portae ad mirabile uniuersum se ipsae claudunt et omnem humanitatem foras paradisi relinquunt.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Ser mamá es lo mejor que hay (por Valeria Mazza)

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Queridísimas amigas: octubre es un mes muy especial para todas nosotras (ustedes o ella, sospecho, porque para quien esto escribe octubre es el mes en el que empieza a estar tan cansada que necesita negociar urgente su fecha de vacaciones). Y cuando digo (dice) "todas nosotras" (ella o ustedes, todavía no sé) me refiero a las mamás. El tercer domingo de este mes es nuestro (su) día: el Día de la Madre (ah, eso era, tengo que ver qué le compro a mi vieja). Sé que coincidirán conmigo (con ella, obviamente, conmigo ni lo sueñen) en que ser mamá es lo que nos (las) hace mujeres completas (¿o sea que quien esto escribe es media mujer? ¿las que no tienen hijos son incompletas? ¿por qué no te vas a lavar las tetas, conchuda?), es lo que nos (las) hace felices (??????), lo que nos (les) llena de vida (¿qué te creés, que yo estoy muerta, pelotuda?), lo que nos (las) hace seguir adelante cuando estamos (están) bajoneadas (¿y el rivotril? dale, si a vos lo que te pone contenta es la guita, no la sonrisa de tus hijos, forra). Es por eso que, desde acá, desde este espacio que me (le) dan quiero desear un muy feliz día a todas las mamás que me (la) leen. Me (le) gustaría también desearles un muy feliz día a todas las abuelas, que también son mamás (sos, definitivamente, de lo más idiota que existe sobre la faz de la tierra). Y, por qué no, a las bisabuelas (¿y a las choznas no, imbécil?). Porque yo (ella) sé (sabe) que, después de los hijos, lo mejor son los nietos. Feliz día, entonces (matate).


(Barcelona nº 171, 9 de octubre de 2009)

martes, 24 de noviembre de 2009

Insultos y frases cómicas en latín.

Non calor sed umor est qui nobis incommodat. (No es el calor, es la humedad)

Vacca foeda. (Vaca fea o desgraciada)

Si hoc signum legere potes, operis boni in rebus Latinus alacribus et fructuosis potiri potes.
(Si puedes leer este cartel, podrás conseguir un buen trabajo en el dinámico y bien pagado mundo del latín.)

Utinam barbari spatium proprium tuum invadant!
(¡Que los bárbaros invadan tu espacio personal!)

Utinam logica falsa tuam philosophiam totam suffodiant!
(¡Que la lógica defectuosa infeste tu sistema filosófico!)

Te audire no possum. Musa sapientum fixa est in aure.
(No puedo oirte. Tengo un plátano metido en la oreja.)

Nihil est–in vita priore ego imperator Romanus fui.
(Eso no es nada. En una vida pasada fui Emperador de Roma.)

Catapultam habeo. Nisi pecuniam omnem mihi dabis, ad caput tuum saxum immane mittam.(Tengo una catapulta. Dame todo el dinero o te lanzaré una enorme piedra a la cabeza.)


Las encontré chusmeando por ahí...



viernes, 20 de noviembre de 2009

El engaño

Soy tuya, Dios lo sabe por qué, ya que comprendo
que habrás de abandonarme, fríamente, mañana,
y que bajo el encanto de mis ojos, te gana
otro encanto el deseo, pero no me defiendo.

Espero que esto un día cualquiera se concluya,
pues intuyo, al instante, lo que piensas o quieres.
Con voz indiferente te hablo de otras mujeres
y hasta ensayo el elogio de alguna que fue tuya.

Pero tú sabes menos que yo, y algo orgulloso
de que te pertenezca, en tu juego engañoso
persistes, con un aire de actor del papel dueño.

Yo te miro callada con mi dulce sonrisa,
y cuando te entusiasmas, pienso: no te des prisa.
No eres tú el que me engaña; quien me engaña es mi sueño.

Alfonsina Storni

Palabras y nada más

Tus ojos, tus labios, tus manos, tu voz.
Irresistibles, abrumadores, desesperantes.
Quiero acercarme, pero es algo imposible. Y mortifica.
No existen lágrimas, no existen ilusiones. Existe vacío. Vacío penetrante, calador de huesos y de corazón.
Pero te espero, te espero.
¿Estás? ¿Cuándo vas a aparecer en mi mundo?
No puedo odiarte por tu ausencia, por dejarme sola.
¿Por qué digo dejarme sola? No existís, no existo para vos.
Y necesito que aparezcas ya, pronto.
Necesito que aparezcas porque la sensación de soledad eterna e irreparable duele, duele duele.

La insoportable levedad del ser (fragmento)

"El gozo que le inunda requiere oscuridad. Esa oscuridad es pura, limpia, sin imágenes ni visiones, esa oscuridad no tiene final, no tiene fronteras, esa oscuridad es el infinito que cada uno de nosotros lleva dentro de sí. (¡En efecto, quien busque el infinito, que cierre los ojos!)"

 Milán Kundera

La insoportable levedad del ser (fragmento)

"¡La música, la negación de las frases, la música, la anti-palabra! Anhelaba estar durante mucho tiempo abrazado a Sabina, callar, no decir ya nunca más una sola frase y dejar que el placer se funda con el estruendo orgiástico de la música. En medio de aquel ruido imaginario, se durmió".

Milán Kundera

jueves, 19 de noviembre de 2009

Salem's Lot (fragmento)

A medida que nos adentrábamos en el siglo XX, la Iglesia Católica empezó a tener que vérselas con una idea nueva, la del mal con m minúscula. Con un diablo que no era un monstruo rojo de cuernos, la cola bifurcada, pezuñas hendidas y todo, ni una serpiente que se deslizaba por el jardín... por más adecuada psicológicamente que sea la imagen. El diablo, de acuerdo con el Evangelio, según Freud, sería algo neutro, el subconsciente de todos nosotros (...). Ahuyentar al diablo de Freud es tan imposible como el problema de Shylock... cortar una libra de carne sin derramar una gota de sangre. La Iglesia Católica se ha visto obligada a replantearse toda su enfoque del mal... por los bombardeos sobre Camboya, por las guerras en Irlanda y en Oriente Medio, por los asesinatos de policías y los tumultos en los ghettos, por los millones y millones de pequeños males que todos los días se vuelcan sobre el mundo como una plaga de mosquitos. Y el proceso en que se encuentra ahora es el de despojarse del viejo pellejo de médico brujo para renacer como un organismo socialmente activo y movido por la conciencia social. Los centros de orientación psicológica de las grandes ciudades predominan sobre el confesionario. La comunión hace de segundo violín al movimiento por los derechos civiles y por la renovación urbanística.
La Iglesia ha estado ocupada en la tarea de apoyar ambos pies sobre este mundo. En donde no hay brujas, ni íncubos, ni vampiros, sino apenas niños maltratados, incestos y contaminación del medio (...).
Es la forma que tiene la Iglesia Católica de decir que Dios no ha muerto, apenas si está un poco senil.

Stephen King

Ellos son poderosos

No digas que tienes sed, porque te darán un vaso con tu sangre.
No digas que tienes hambre, porque te servirán tus dedos cortados.
No digas que tienes sueño, porque te coserán los párpados.
No digas que amas a alguien, porque te traerán su corazon putrefacto.
No digas que quieres al mundo, porque multiplicarán los incendios.
No digas que buscas a Dios, porque te llenarán de brasas la boca.
No digas que está bello el rocío que dulcemente cubre los campos, porque en cada gota celeste inocularán pestilencia.

William Ospina
De Poesía 1974-2004. Ed Revista Número, Bogotá, 2005.

lunes, 16 de noviembre de 2009

El lápiz del carpintero (fragmentos)

"Se decían esas cosas raras que dicen los enamorados, pero más raras.
Él dijo que, cuando saliese en libertad, iría a Porto, al mercado de Belhão, para comprarle un saquito de habas de colores de esas que llaman maravillas.
Ella dijo que le regalaría un fardo lleno de horas. Que sabía de un feriante en Valença que vendía horas de tiempo perdido.
Él dijo que tendrían una niña y que les saldría poeta.
Ella dijo que había soñado que ya hacía años que habían tenido un niño, que había huido en un barco y que era violinista en América.
Y yo pensé que no eran oficios de provecho para los tiempos que corrían."


"He visto a un hombre y a una mujer hacerse de todo, pero aquellos dos se bebían uno al otro. Se lamían el agua con los labios y con la lengua. Sorbían en las orejas, en el hueco de los ojos, cuello arriba desde los pechos. Estaban tan empapados que se debían de sentir desnudos. Se besaban como dos peces."

Manuel Rivas
(escritor español)

sábado, 7 de noviembre de 2009

Sonatina

La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.

El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.

¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?

¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte,
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.

¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste, la princesa está pálida)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe,
—la princesa está pálida, la princesa está triste—,
más brillante que el alba, más hermoso que abril!

—«Calla, calla, princesa —dice el hada madrina—;
en caballo, con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con un beso de amor».

Ruben Darío
en "Prosas profanas y otros poemas"

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Irrealidad

Cada día me hundo en la inconsciencia para poder encontrarte nuevamente y allí estás, como cada noche, aguardando mi llegada.
Puedo sumergirme en el fin de las tragedias con vos y expiar todos mis pecados. Deslizar lágrimas audaces y consolarme con tus dulces ojos. Sentir la tibieza de tu piel y reconfortarme con tu deliciosa respiración. Deleitarme con el infantil sonido de tu risa y probar tus peturbadores besos.
Desearía poder curarme de tu presencia nocturna y eliminar la necesidad de encontrarte pero me arrancaste del vacío por el que me arrastraba y me mostraste una nueva realidad.
No quiero acostumbrarme a tu apacible mirada porque sé que no sos real. Esos impactantes ojos verdes no pueden ser reales...

martes, 3 de noviembre de 2009

Relato sin nombre: el final

Bien, habíamos quedado en la parte en que nuestro hombre sin nombre llegaba en compañía de Sofía a la “Ciudad de las luces”.
Era muy tarde en la madrugada, pero tal era el nivel de luz en esa ciudad que, suponiendo que no conocieran la hora exacta, no serían capaces de darse cuenta si era de día o no.
A pesar de que habían viajado muchas horas sin parar, no tenían sueño; se sentaron en un banco decorado con luces de navidad que había en una plaza. La verdad es que era muy incómodo: las luces los rodeaban y hacía mucho calor y estas sólo lograban generar más calor todavía. Pero a pesar de eso, nuestro hombre le contó con mucho gusto a Sofía por qué había decidido salir de su casa y viajar sin un rumbo preciso.
Sofía lo miraba fijo y lo escuchaba atentamente.
-De donde vengo, dijo Sofía, no importa si tenés nombre o no; nadie te registra de todos modos.
El hombre sin nombre quiso decir algo, pero no supo qué.
-Y en tu ciudad, si nadie tiene nombre, ¿cómo hacen para saber de quién hablan si hablan de alguien que no está allí?
-No sé… Simplemente… Sabemos. Es difícil de entender para alguien que no haya vivido en la ciudad sin nombre.
-Entonces, ¿por qué saliste en busca de un nombre?
-Porque lo necesito.
-¿Para qué?
-No sé.

Nuestro hombre y Sofía supieron que ya era de día porque, a pesar de tanta luz, el sol podía distinguirse muy bien. De todas, era la luz más brillante. Decidieron que recorrerían un poco aquella ciudad. Pasaron junto a una casa que tenía la puerta abierta; desde el living brotaba de los parlantes Bohemian Rhapsody. A los dos les trajo recuerdos diferentes: ella se sintió feliz; él, triste.

En sí la ciudad no era muy interesante. Sofía y el hombre sin nombre salieron de vuelta al camino a las pocas horas.
Pasó el tiempo; el motor seguía ronroneando y las ruedas girando. Sofía se durmió, y al amanecer del día siguiente descubrió que se encontraban en un precioso lugar deshabitado rodeado de montañas. El hombre sin nombre no estaba en la camioneta. Sofía salió y empezó a buscarlo.
No tardó mucho en encontrarlo; oyó voces, las siguió, hasta encontrarse con nuestro personaje conversando con una pareja.
Se unió a la conversación y así fue como conoció a Romina y Santiago. Vivían en una casa rodante y pasaban sus días en la ruta, viajando y conociendo.
Santiago y Romina los invitaron a pasar y a quedarse unos días con ellos, hasta que partieran de nuevo. Al hombre sin nombre y a Sofía les pareció una buena idea y se quedaron con ellos.
Compartieron los siguientes tres días juntos. Decidieron subir a uno de los cerros más cercanos a su pequeño campamento. Ni Sofía ni el personaje habían subido nunca a ninguna montaña ni habían experimentado la maravillosa sensación de llegar a la cumbre.
El paisaje era magnífico: podían distinguir un río a lo lejos. Los árboles combinaban colores creando otros increíblemente bellos.
Sofía y el hombre sin nombre decidieron quedarse allí, a pesar de que sus compañeros de viaje bajaron.
-Me gusta el nombre Lucas, dijo Sofía.
-¿Para quién? ¿Para mí?
-Sí, claro. ¿Qué te parece?
-Lucas. Lucas. Me gusta, me gusta.
-Que bueno. Ya tenés un nombre. ¿Te sentís diferente ahora?
-La verdad… no.
-¿Entonces? ¿Por qué tanta búsqueda?
-No lo sé. Pero definitivamente me siento completo ahora.
-Entonces sí sentís algo.
Nuestro hombre sin nombre, que a partir de este momento pasó a ser Lucas, sonrió.
-Sí, siento algo. Me gusta tener nombre.

Se quedaron en la cumbre hasta que empezó a anochecer.
Al día siguiente, Santiago y Romina se despidieron. Lucas y Sofía escucharon cómo "Shine on you crazy diamond" se alejaba acompañando a sus nuevos amigos. Un dejo de melancolía y recuerdos acarició el viento que los despeinó un poco.
Pasaron su última noche en aquel lugar. Fue entonces cuando Sofía le dijo que ya estaba lista para volver a casa.
-Yo no, contestó Lucas.
-No importa, podés seguir tu viaje, si eso es lo que querés.
-Sí, es lo que quiero. Mañana te llevo hasta la ciudad, esté donde esté, y retomo mi viaje.
-No te preocupes por eso, me las arreglo para volver sola.
-¿Estás segura?
-Muy segura.
-Como quieras.

Había llegado el momento de la despedida. Hicieron todo lo posible para extender el tiempo que les quedaba por compartir.
-¿Estás segura de que no querés que te lleve?
-Sí, no me preguntes más, por favor.
-Es que no es ningún problema…
-Basta. Me vuelvo sola, vos volvés a la ruta. Quedamos así.

Un silencio envolvió sus cuerpos. Se abrazaron. Por las mejillas de Sofía rodaron un par de lágrimas.
-Fue muy lindo haberte conocido, le dijo.
-También para mí. Gracias por la compañía.

Sofía le dio un cassette viejo y usado.
-Para que te quede un recuerdo de nuestro recorrido.
-Yo no tengo nada que darte, le dijo Lucas.
-No importa. Con tu recuerdo me alcanza.

Lucas se subió a su camioneta, arrancó y se fue.
Sofía volvió a su casa unos días después. Recordó para siempre el tiempo que había compartido con aquel amigo que sentía como si fuese de toda la vida. Una amistad eterna y feliz.

De Joni Mitchel era el cassette que le había regalado Sofía. Lucas sonrió al escucharlo.
Continuó viajando sin parar, sólo se detenía para dormir. Necesitaba estar solo.
Una noche si sintió cansado de manejar; quería descansar.
Divisó un camino al costado de la ruta. Dobló y se internó entre árboles altos y frondosos. Estacionó. Había encontrado de casualidad un campo donde no habitaba nadie. Bajó de su camioneta y observó el panorama: la luna iluminaba todo el lugar. Lucas estaba maravillado, ¡era tan hermoso!
Puso en la vieja casetera de la camioneta un cassette de Los Beatles y se recostó cómodamente sobre el pasto. Comenzó a recordar todo lo que había vivido a partir del día en que había decidido salir de su casa y se preguntó por qué no lo había hecho antes. Después sonrió: de todos modos lo había hecho. Peor hubiese sido no haber salido nunca.
El sonido que hacían los grillos acompañaba la música que Lucas escuchaba. Cerró los ojos y dejó que esta lo envolviera por completo. Sentía cada nota vibrando hasta la punta de sus dedos. Veía colores que formaban imágenes que sólo él entendía.
Abrió los ojos y se incorporó para observar todo una vez más. Se sintió lleno. Pensó en su nombre. Le gustaba mucho y le recordaba a Sofía. Volvió a recostarse. Estaba en paz, nada le molestaba, nada lo angustiaba.
Y entonces soñó. Soñó con su vieja casa, con Sofía. Soñó con Pueblo Chiquito, con la pareja que conocieron en las montañas, con el río, con la luna.
Soñó con la música que lo había acompañado durante todo el viaje, con la canción que sonaba en ese momento. Comprendió en sueños que ya no iba a despertarse de nuevo. Se sintió increíblemente triste por un momento. Luego, tranquilidad. Y justo antes de dormirse para siempre, soñó que caminaba. Que caminaba por infinitos campos de frutillas.

viernes, 30 de octubre de 2009

Los dos amigos

Alcibiades y Axioco, compañeros
De cuerpo juvenil, bello y fornido,
Concertaron sus ansias, y pusieron
Semillas de su amor en igual nido.
Sucedió que uno de ellos, diligente,
Trabajó tanto a la sin par doncella,
Que una niña nació, niña tan bella,
Que los dos se jactaban igualmente
De ser el padre de ella.
Cuando ya fue mujer y rozagante
Pudo seguir la escuela de su madre,
Al par los dos quisieron ser su amante,
Ninguno de ellos quiso ser su padre.
"¡Ah, hermano, dijo el uno, a fe os digo
Que es de vuestras facciones un dechado.
-¡Error! el otro dijo; es vuestra, amigo;
¡Dejadme a mí cargar con el pecado!"


Jean de la Fontaine

La Venus Callipyga

Hubo en la Grecia dos siracusanas,
Que tenían un trasero portentoso;
Y, por saber la cual de las hermanas
Lo tenía más gentil, duro y carnoso,
Desnudas se mostraron a un perito
Que, después de palpar con dulce apremio,
Ofreció a la mayor su mano, en premio.
Tomó su hermano el no menos bonito
De la menor: alegres se casaron,
Y, tras más de una grata peripecia,
En honor de las dos un templo alzaron,
Con el nombre de: "Venus, nalga recia."
No sé con qué intención hubiera sido,
Mas fuera aqueste el templo de la Grecia
Al que más devoción habría tenido.


Jean de la Fontaine
(1621-1695)

Caminando en el aire

.
.
Estamos caminando en el aire,

estamos flotando en el cielo iluminado por la luna.
La gente de abajo duerme mientras volamos.

Estoy sosteniéndome muy fuerte,
estoy montando en la medianoche azul.
Estoy descubriendo que puedo volar muy alto contigo.

Lejos, a través del mundo,
los pueblos pasan como árboles.
Los ríos y las colinas,
los bosques y los arroyos.

Los niños observan, boquiabiertos,
tomados por sorpresa.
Nadie, allá abajo, cree en sus ojos.

Estamos navegando en el aire,
estamos nadando en el cielo helado.
Estamos vagando sobre congeladas
montañas, flotando.

De repente, abatiéndose desde un abismo oceánico,
despierta un poderoso monstruo de su sueño.

Estamos caminando en el aire,
estamos flotando en el cielo de medianoche.
Y todos los que nos ven nos saludan mientras volamos.

Estoy sosteniéndome muy fuerte,
estoy montando en la medianoche azul.
Estoy descubriendo que puedo volar muy alto contigo.



(Nightwish: "Walking in the air", Oceanborn, 1998)

Desesperación

.
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...
Todo se aceleraba. El vértigo crecía. El temor de quedar inmersa en esa marea frenética la inundaba. Gente por todos lados. Autos. Cemento. Vidrio. No había nada natural en las cercanías. La contaminación visual la abrumaba.

... Se resistió, pero igual la velocidad la atrapó y la arrastró consigo.

martes, 27 de octubre de 2009

Suplicio

Maldigo tu belleza porque esquiva los borroneados límites de mi autocontrol, porque me sume en la desesperación cuando siento su ausencia, porque hace dolorosa mi existencia.
Es un modo retorcido y enfermizo de desearte, pero no puedo evitarlo...
Tus ojos siempre aparecen en mi memoria. Insistentes, verdes... Y logran hundirme en un sopor angustiante, en un dolor placentero...

sábado, 24 de octubre de 2009

El Leteo

Ven a mi pecho, alma sorda y cruel,
Tigre adorado, monstruo de aire indolente;
Quiero enterrar mis temblorosos dedos
En la espesura de tu abundante crin;

Sepultar mi cabeza dolorida
En tu falda colmada de perfume
Y respirar, como una ajada flor,
El relente de mi amor extinguido.

¡Quiero dormir! ¡Dormir más que vivir!
En un sueño, como la muerte, dulce,
Estamparé mis besos sin descanso
Por tu cuerpo pulido como el cobre.

Para ahogar mis sollozos apagados,
Sólo preciso tu profundo lecho;
El poderoso olvido habita entre tus labios
Y fluye de tus besos el Leteo.

Mi destino, desde ahora mi delicia,
Como un predestinado seguiré;
Condenado inocente, mártir dócil
Cuyo fervor se acrece en el suplicio.

Para ahogar mi rencor, apuraré
El nepentes y la cicuta amada,
del pezón delicioso que corona este seno
el cual nunca contuvo un corazón.

Charles Baudelaire
en "Los Despojos"

viernes, 23 de octubre de 2009

Sobre un poema de Ruben Darío

Sentada en el fondo de un lago.
Ha perdido la sombra,
no los deseos de ser, de perder.
Está sola con sus imágenes.
Vestida de rojo, no mira.

¿Quién ha llegado a este lugar
al que siempre nadie llega?
El señor de las muertes de rojo.
El enmascarado por su cara sin rostro.
El que llegó en su busca la lleva sin él.

Vestida de negro, ella mira.
La que no supo morirse de amor y por eso nada aprendió.
Ella está triste porque no está.

Alejandra Pizarnik
de "Textos de sombra y últimos poemas"
(1936-1972)

Libreto para un libretista

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... El personaje principal es libretista. Una mañana comienza a escribir un texto. Allí se lee:

................ "El personaje principal es libretista. Una mañana comienza a escribir un texto. Allí se lee: el personaje principal es libretista."

(Alejandro Dolina: Crónicas del Ángel Gris, 1987)

La lluvia amarilla

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La lluvia amarilla es llanto de tristeza

que habla del pasado,
y nos transporta a nuestro interior
cubriendo de lágrimas el alma
que un no vivo perdió por un no humano;
y ganó al final y silente festejó,
afuera lloviendo, adentro lloviendo.
La compenetración del viejo con el entorno
y la del entorno con el viejo
cierran en círculo perfecto
donde el pasado es el presente.

(Anacarsis, Cassandra, Natanaella, Nastassia Filippovna, Martín Maiorana)

lunes, 19 de octubre de 2009

Ocasión especial

Tenía solo dieciocho años. Se miró al espejo y se vio fea (aunque, en realidad, no lo era). Decidió que debía arreglarse... Ese iba a ser un día para recordar, sucedería un acontecimiento especial y nadie debía verla así de fea.
Encendió la radio. Música clásica, el Réquiem de Mozart (perfecto para la ocasión). Subió el volumen.
Se bañó. Estuvo casi una hora sumergida en la bañera y utilizó un jabón con aroma a vainilla. Luego se secó cuidadosamente y envolvió su cuerpo con la toalla. Se fue a su cuarto.
Mientras tanto, en la radio sonaba la Sonata Claro de Luna de Beethoven.
Se puso un conjunto de lencería que nunca había usado, se lo había regalado un amor lejano ya, en estos momentos. Se dio cuenta de que se adaptaba perfectamente a su delicada silueta.
Luego se sentó y se pintó las uñas de los pies de un estridente color rojo sangre. Hizo lo mismo con las uñas de sus manos.
Se puso un vestido negro con aires románticos. Buscó unos zapatos que combinaran con ese vestido (al que tampoco había usado nunca), pero no encontró ningún par que la convenciera, así que simplemente decidió quedarse descalza.
Peinó su largo pelo lacio y luego lo secó con el secador.
Se miró al espejo nuevamente. Ahora se veía mucho mejor pero decidió que debía maquillarse. Delineó con cuidado sus ojos grises (sí, grises) y luego sombreó sus párpados con una sombra gris oscura.
Pintó sus labios de un furioso color rojo sangre (al igual que sus manos). Le pareció que era suficiente.
Se puso un perfume con notas de jazmín y se embriagó con su aroma. Adoraba los jazmines.
Se colocó un collar que le había regalado su madre a los quince años. Un hermoso collar, por cierto, con un costoso rubí que contrastaba con su piel pálida. Siempre lo había tenido guardado. Había llegado el momento de usarlo...
Por tercera vez se miró al espejo. Estaba tremendamente bella, como nunca antes. No le gustaba dedicarle tiempo a su estética.
La música clásica había comenzado a aburrirla. Quiso escuchar algo de Angizia, una banda con aires de circo y cabaret. Busco un cd de esta banda y mientras su cuarto se inundaba de música, fue a buscar una navaja que le había regalado su padre cuando cumplió quince años, (¿qué tenía la gente con esa edad? Para ella, el día de sus quince años había sido como cualquier otro, pero a sus padres les parecía especial).
Se acostó en su cama con la navaja entre sus manos. Probó el filo con su dedo índice. Bien filosa. Luego, con un movimiento lento y muy medido se cortó una de sus muñecas. La sangre comenzó a manar y una sonrisa inundó su rostro. Realizó un corte, esta vez menos profundo, en la otra muñeca. La sangre se desperdigó por su mano y luego por la cama en igual medida.
Sentía como la vida, literalmente, escapaba por sus venas. Felicidad pura. Por primera vez en su vida se sintió dueña de sí misma...
Pasó una hora. Llegaron sus padres y la encontraron muerta, pero más hermosa que nunca.
La madre vio el collar con el rubí y el padre, la navaja ensangrentada; como en un mudo homenaje (o quizás, reproche) hacia ellos dos. Se abrazaron. Las palabras sobraban.



Algo de Angizia, la banda que mencioné más arriba...
http://www.youtube.com/watch?v=F9sgLM0mHH4

jueves, 15 de octubre de 2009

Sensación importante

Empezando a sentir ese viento, después de la tormenta, desordenando las gotas desidiosas, brillantes. Antítesis del viento que, anteriormente, mes tras mes, había anunciado el diluvio, inaugurando así la rancia desesperanza.

Pero este es otro aire; de un buen humor desparejo y atolondrado recompensa. Tiñe, desborda, activa.

martes, 13 de octubre de 2009

Confesión

Me duele tu ausencia... Creo que, recién ahora me di cuenta de eso.
Nunca te lo dije pero, me recordabas a mi padre. Fuerte, orgulloso y protector.
Solía gustarme tu familiaridad... Parecías tener el poder de aplacar mi furia con solo una palabra.
Hacías de mi vida una ceremonia muy pura.
¡Tu risa! Tu risa parecía cantar.
En ocasiones, parecías un niño. Con tu mente poblada de ilusiones infantiles. Tu ingenuidad me hacía reir. En realidad, a tu lado solo podía reirme. Me contagiabas tu alegría y luego, todo parecía brillar en mi podredumbre diaria...
¡Y tus ojos! Una bendición, la gloria (tal vez). Verdes, verdes... Con un extraño fulgor cuando algo te enojaba o te indignaba, pero cuando se fijaban en mí... simplemente las palabras importantes parecían escapar de mi vocabulario. Ahora me resulta un tanto gracioso, pero recuerdo que pasaba horas pensando solo en tus ojos. Hasta lograron indignarme, me quitaban mi autonomía.
Lamento no haberte dicho esto antes... Ahora, probablemente, ya sea tarde.
Tu nombre no hace más que invadir mi cotidianeidad, pero con eso no me basta.

lunes, 12 de octubre de 2009

Memento

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El día es hermoso. La gente disfruta del sol en la plaza.

... Por todos lados corren los niños, jugando a la pelota o a la escondida. Cada tanto se acercan a donde están sus padres para pedirles algo de beber, y luego vuelven a jugar entre ellos.
... Los jóvenes se reúnen y hablan. Pasan el tiempo entre amigos, tocando la guitarra, contando chistes y anécdotas y debatiendo sobre cualquier tema que surja.
... Las parejas caminan de la mano, o hablan bajo algún árbol, o se besan escondidos entre las flores.
... Los ancianos juegan a las bochas, o al ajedrez, y todos hacen sus respectivas rondas de mate, charlando de sus vidas, de los suyos, o simplemente filosofando sobre los asuntos de la vida cotidiana, y son felices.
... Pero todos parecen haber olvidado que el fin puede llegar en cualquier momento.

Tormenta (II)

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Los relámpagos cortaban el cielo de medianoche. Se multiplicaban en los vidrios de las ventanas de los rascacielos, formando miles de caminos de luz que llevaban al mismo lugar.

... Todos ellos golpeaban con furia los pararrayos de los edificios.
... En la torre en donde vivía Alejandro cayeron tres rayos, los cuales no causaron grandes daños edilicios, pero un cuarto rayo cayó en el estacionamiento, abriendo un hoyo en el cemento.
... En ese hoyo había una caja de plomo antigua.
... Su cerradura estaba oxidada, pero unos cuantos golpes bien asestados por parte de Alejandro lograron forzarla y romperla. En su interior había un trozo de circunferencia de metal con unos símbolos extraños tallados en él.
... También había un fragmento de pergamino antiguo,con una escritura indescifrable, que parecía ser una especie de manual de instrucciones.

jueves, 8 de octubre de 2009

La Venus de las Pieles (fragmento)

-Es decir que usted ahora es mi esclavo, pero sin ilusiones, y yo lo habré de pisotear por ese motivo sin la menor piedad.
-¡Señora!
-¿No me conoce todavía? Sí, soy cruel (dado que usted encuentra tanto placer en esta palabra), ¿y acaso no tengo derecho? El hombre es el que codicia, la mujer es la codiciada. Éste es todo el privilegio de la mujer y su bien más preciado. La naturaleza le ha entregado al hombre, que sufre por su apasionamiento. Y la mujer que no comprenda que puede hacer de él su súbdito, su esclavo, inclusive el juguete de sus pasiones, para reirse de él traicionándolo, esa mujer es una estúpida.
- Sus principios, mi querida... -exclamé completamente desarmado.
- Mis principios se basan en una experiencia de milenios -me respondió la señora con desdén, mientras sus dedos blancos jugaban con el pelaje oscuro que la recubría- y cuanto más entregada se muestre la mujer, tanto más rápido el hombre se pondrá serio y dominador. Por el contrario, cuanto más febrilmente ella juegue con él, cuanta menos piedad le haga sentir, tanto más lubricidad se despertará en el alma masculina. Sólo así él habrá de amarla y adorarla. Así sucedió en todos los tiempos, desde Elena a Dalila, desde Catalina II a Lola Montez.
-No puedo negarlo -le dije-. No existe para el hombre nada que lo excite más que la imagen de una bella mujer despótica en toda su sensualidad y crueldad, que vaya cambiando de favoritos de modo arrogante y según el capricho más arbitrario...


La Venus de las Pieles,
Leopold Von Sacher Masoch
(1836-1895)

Clint Eastwood

"Un hombre como Clint Eastwood es lo que necesitas." Eso dijo tu madre. "Así... fuerte, decidido, que sin preguntar te encaje un buen beso, que no se ande con rodeos y sentimentalismos baratos que no necesitas y que ni siquiera te convencen, que no tenga miedo de tus gritos y tu carácter podrido..."
Sincera, tu madre. Coincido con ella. Eso es lo que tenés que buscarte: un hombre como Clint Eastwood... Que ni siquiera tenga tiempo para quitarse el sombrero antes de tirarse encima tuyo...

Mi presencia en el Gran mundo

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La verdad es que yo no podría dilatar ni un solo día mi presencia en el Gran Mundo, es decir, en la Alta Sociedad.
... Constantemente, desde que empezó a crecer mi renombre de alquilador de pelucas para los cobradores de tranvías, recibía muchísimas y casi siempre perfumadas invitaciones en las que se me instaba para que no dejase de acudir a tal o cual baile o reunión de sociedad.
... Bien sabe Dios que me he resistido a pisar los brillantes salones donde tan excelente papel hacen "León Boyd" y " Gil de Escalante"; las reuniones del Gran Mundo y la cosecha anual de altramuces son cosas que merecen toda mi indiferencia; pero el martes pasado me vi en la obligación de prometer que iría a sus reuniones nocturnas a la excelentísima señora condesa de Aromas de Piedrahita, noble y aristocrática dama que a una belleza singular une un catarro crónico que no se lo curan ni los "Pellets" del doctor Mackenzie.
... La condesa me invitó por teléfono. He aquí transcripto el diálogo que sostuvimos, con todas nuestras fuerzas, por cierto:
... La Condesa- No olvide que el viernes celebro una de mis reuniones...
... Yo- ¡Condesa! (Una inclinación ante el teléfono)
... La Condesa- Van a ir muchos militares y me encantaría verle a usted entre los asistentes.
... Yo- ¡Condesa! (Otra inclinación)
... La Condesa- Prométame el primer fox-trot...
... Yo- (Amabilísimo) Un fox-trot y un fox-terrier, condesa.
... La Condesa- (Riendo en Fa sostenido) ¡Oh, qué estúpida gracia tiene usted!
... Yo- ¡Condesa! (Nueva inclinación)
... La Condesa- Hasta el viernes, ¿eh? Le presentaré a algunas muchachas para ver si le caza a usted alguna.
... Yo- ¡Condesa! (Inclinación)
... Y éste fue el diálogo.
... El viernes, a las once, ingresé en el palacio de la condesa de Aromas de Piedrahita. Al verme, un mayordomo se me acercó mirando al techo.
... -¿La gracia del señor?-me dijo.
... -No le veo la gracia -repliqué, creyendo que se trataba de una broma.
... -Pido el nombre del señor.
... Le dije mi nombre y me hizo seguirle al través de varios salones; por fin se detuvo ante la puerta de uno, que estaba lleno de gente y mi nombre y apellidos como se hace en las salas de espera de algunos médicos.
... La cosa no me chocó; estoy harto d ver escenas semejantes en las comedias de Wilde y en los churros dialogados de sus imitadores.
... Todo el mundo volvió el rostro hacia la puerta por donde yo debía entrar; me tiré de las solapas del frac, solapadamente,y avancé. Sonreí al vacío, o lo que es lo mismo: puse cara de idiota. La condesa de Aromas de Piedrahita vino a mi encuentro:
... -¡Oh, amigo mío! -me dijo con voz de panadero búlgaro-. Venga por aquí; le voy a presentar a algunos caballeros.
... Yo procuré ponerme a tono con la índole social de cada uno de aquellos señores que me presentaban.
... -El banquero Rodríguez, de la banca Rodríguez-Pérez, de Copenhague...
... -Beso a usted el talonario de cheques, caballero -le dije al banquero-, y le ruego que me ponga a los pies de la ventanilla de Cuentas Corrientes...
... El banquero me miró con desconcierto.
... La condesa siguió presentándome; ahora me señalaba a un señor con cara de azucarero.
... -El agregado a la Legación del Sudán -me advirtió.
... -Caballero -exclamé-, le estrecho a usted los dátiles.
... Nuevo asombro del diplomático.
... -El cirujano Permuyos...
... -Siento un verdadero bisturí en oprimirle la mano, señor mío...
... El cirujano también quedóse ligeramente turulato, pero no me repuso nada. Entonces la condesa me llevó a un grupo de muchachas elegantísimas. Celebré la decisión de mi ilustre amiga, porque prefiero la muchacha más tonta al hombre más listo, y en aquella ocasión la condesa no me presentó a una muchacha tonta, sino a doce. Las doce eran lindas, con esa clase de belleza que ahora está de moda entre las jóvenes y que consiste en alargarse las cejas hasta la nuca, de forma que den la vuelta al cráneo.
... -Hijas mías -habló la condesa-. Os presento a Quiquín (ignoro por qué me llamaba Quiquín sin haberla ofendido en nada), a quien conoceréis de sobra por sus escritos. Es muy simpático, muy feo y está soltero. A ver cómo lo tratáis... ¡Ah! Además tiene talento...
... Y se fue a otro grupo, dejándome un poco avergonzado.
... Para comprender si realmente yo tenía talento, aquellas señoritas inspeccionaron el frac y sólo cuando se dieron cuenta de que estaba hecho a la medida me empezaron a hacer preguntas.
... -¡Qué bien! Un escritor... -maulló una de ellas-. ¿Quiere usted decirnos qué es el amor?
... Les di una respuesta adecuada:
... -El amor, en mi opinión, es un estado de ánimo por medio del cual dos personas logran ponerse en ridículo a los ojos de los demás.
... -Y de nosotras, ¿qué opina usted?
... -Que sí.
... -¿Habla usted inglés?
... -Lo bastante para poder comer naranjas.
... -¿Ha leído usted...?
... -Yo no leo más que a Emilio Salgari, de literatura seria.
... -¿Y de literatura cómica?
... -Carlos Marx.
... En aquel instante la orquesta comenzó a tomar un fox y fui a buscar a la condesa. Bailé con ella lo suficiente para que tuviera que ir a cambiarse de zapatos.
... Después se me acercó un joven de mirada lánguida y me confesó que era galán cinematográfico. Se quedó algo triste cuando le dije que sus gestos me gustaban mucho, pero que, no obstante, su porvenir estaba en dar conferencias por la Radio.
... En seguida charlé con un hombre cincuentón que se apresuró a comunicarme que su esposa iba a cantar al piano una romanza.
... -No es lo peor que la cante al piano -le dije-. Lo peor es que nos la cantará a nosotros también.
... -Yo la animo para que dé el Do de pecho -murmuró aquel caballero- porque como dicen que de esfuerzos así pueden sobrevenir ataques al corazón...
... -La muerte es demasiado dulce -le advertí.
... -No lo ignoro. Pero ¿qué hacer?
... -¡Diablo! Imítela usted. Cante romanzas.
... -Tiene usted razón. Esta noche, al acostarnos, empezaré con "El pescador de perlas"...
... La señora cantó su romanza y sus esfuerzos por imitar los graznidos de los avestruces tuvieron un buen éxito. Al acabar todos aplaudieron, yo también.
... -¿Le ha gustado? -me preguntó el marido con asombro.
... -No.
... -Entonces, ¿por qué aplaude?
... -Porque ha concluido y ahora soy feliz.
... -¡Ah!
... Pasamos al buffet; bebí bastante; la fiesta me pareció agradable, la condesa distinguida, y los concurrentes, inteligentísimos; quiero decir que me emborraché.
...................................................................................................................................................................................................
... Al día siguiente leí en los periódicos la descripción de la fiesta de la condesa y la reseña me convenció de que la noche anterior me había divertido mucho y de que desde Roma cesárea hasta nuestros días no había habido orgía más exquisita que la que se celebró el viernes pasado en casa de mi amiga.
... Hoy han venido a avisarme para que fuera a una fiesta en casa de la marquesa de Irones. He asesinado al criado de la marquesa y he descuartizado el cadáver.
... Espero la llegada de la policía.



(Enrique Jardiel Poncela: Máximas Mínimas, 1937)

miércoles, 7 de octubre de 2009

Tormenta (I)

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Un relámpago. Dos. Tres.

... La tormenta se acercaba imparable. Su sonido retumbaba en todos los rincones del pueblo, y la luz de sus rayos cortaba la noche intermitentemente.
... Un rayo cayó en un monte vecino.
... Otro cayó en la torre del campanario.
... El tercero cayó en su jardín.
... Se levantó y salió a observar dónde había caído el rayo y qué había pasado.
... Había un agujero en la tierra de un metro de diámetro y dos de profundidad. Los bordes estaban deshechos y el pasto estaba calcinado y negro. Se asomó al interior para ver cómo estaba adentro.
... Había una caja de plomo en el fondo.

lunes, 5 de octubre de 2009

Carta de una Señorita aceptando al pretendiente

Segismundo:
Con el pensamiento fijo en sus manifestaciones, no puedo dejar de contestarle, mi buen amigo. Es tan amable, que, francamente, merece mi atención. Le tengo presente en las horas del día y de la noche... A veces me desvelo para luego adormecerme bajo el recuerdo de su silueta. Ha quebrantado mi espíritu y al hacerle dueño de mi simpatía, sepa respetarme tal cual le seré yo fiel hasta la muerte. Que nuestro afecto no se entibie y que hagamos de dos corazones uno solo. Vivir amando bajo la esperanza de la fe en sí mismo.
Quien le entrega su corazón.
Nilda.
En la década del cuarenta circulaban con mucho éxito libros de "Consejos para el Enamorado".
Supuestamente, el pobre no sabía dar un solo paso sin ayuda. Allí se lo enteraba de un código hermético, para iniciados. El lenguaje de los objetos imprescindibles: el pañuelo, la tarjeta, el abanico, las flores.
Estos libros traían modelos de cartas de amor, teniendo en cuenta la más variada gama de vicisitudes: "Carta a una señorita que se vio sólo una vez", "Carta de pedido de disculpas por falta de respeto", (...).
En esos tiempos, la carta era integrante ineludible del rito amoroso, especialmente en la etapa de la conquista. (...)
Todos aquellos temerosos del corto alcance de su vuelo poético tenían el problema resuelto.
De todas maneras, eso se parecía mucho a lo que él hubiera querido decir y, lo que es fundamental, tendrá un efecto satisfactorio, ya que si figura en el libro quiere decir que es lo más correcto. Es el modelo.
(...) "Josefina: Hoy le mando la de la página 20, pero pase por alto lo de los últimos renglones, porque no vienen al caso. Roberto."
"Roberto: Su carta me ha encantado, le mando dos, las páginas 3 y 4. No les quite nada, que nada está de más. Josefina."
En "Amores para armar. Colección de cartas de amor"
Recopilación de Liliana Viola.

Lenguaje del pañuelo

El pañuelo ha de ser blanco, de preferencia, y no muy grande, y lo tendréis guardado en el bolsillo porque, es de muy mal gusto dejar que uno de sus picos asome por el bolsillo de la americana. Además teniéndolo escondido producirá más efecto cuando llegue el momento oportuno de servirse de él.
He aquí, en el simbolo lenguaje de amor lo que significa:
Pasarlo por los ojos: Tristeza; estoy triste.
Pasarlo por los labios: Desearía entablar correspondencia con usted.
Pasarlo por la mano izquierda: Te aborrezco.
Apoyarlo en la mejilla izquierda: No.
Dejarlo caer en el suelo: Seremos amigos.
Pasarlo por el hombro: Sígueme.
Pasarlo por la oreja derecha: Eres infiel.
Pasarlo por la oreja izquierda: Tengo una carta que entregarte.
Pasarlo doblado por los ojos: Deseo hablar contigo.
Doblarlo por las puntas: Espérame.
Retorcerlo con las dos manos: Indiferencia.
Retorcerlo con la mano derecha: Amo a otro.
Retorcerlo con la mano izquierda: No quiero tener relaciones con usted.
Anudarlo al dedo índice: Estoy comprometida.
Por toda la mano: Soy tuya.
Jugar con él: Te desprecio.

En "Amores para Armar. Colección de cartas de amor",
Recopilación por Liliana Viola.

domingo, 4 de octubre de 2009

El piloto nocturno (fragmento)

De hecho, Selida McCammon se la devolvió con toda presteza, pero lo cierto era que Dees no se había sentido amable ni cálido en toda su vida. Cuando era niño creía que dichas emociones no existían, que tan sólo eran una máscara, una convención social. Más tarde, decidió que estaba equivocado. La mayor parte de lo que él consideraba "emociones del Reader's Digest" eran reales, al menos para la mayoría de la gente. Tal vez incluso el amor, aquella fábula, era real. El hecho de que él no pudiera sentir dichas emociones era sin duda alguna una pena, pero no el fin del mundo. Al fin y al cabo, había gente que padecía cáncer, que tenia el sida o la memoria de un periquito con trastornos mentales. Visto desde ese punto de vista, uno se daba cuenta con gran rapidez que estar desprovisto de algunas emociones sentimentaloides no era más que una minucia. Lo importante era que si uno sabía como estirar los músculos del rostro en las direcciones adecuadas, entonces no le pasaba nada. No dolía y era fácil; al fin y al cabo, si podía recordar subirse la bragueta después de mear, también podía recordar sonreír y adoptar una expresión cálida cuando eso era lo que se esperaba de él. Y una sonrisa comprensiva, había descubierto a lo largo de los años, era la mejor arma del mundo para cualquier entrevista.

Stephen King